6 de marzo de 2009

El kata: una mirada hacia el interior

El Kata. Una mirada hacia el interior.

La definición del Kata como “forma” puede llegar a confundirnos, de tal manera que prevalezca la ejecución técnica sobre los valores internos, llegando al extremo de la competición en que la estética y la búsqueda de aprobación desvirtúe todo su valor.

La práctica del Kata requiere en primer lugar de un aprendizaje detallado/exacto de sus movimientos, de la técnica. Pero lo que para muchos es solo la puerta de entrada, para otros es el final del camino, convirtiendo la parte externa del trabajo en el único fin (que además suele ser dependiente de la valoración de otros).

El kata a través de sus diversas formas de trabajo es un encuentro con nuestro cuerpo, sus sensaciones, nuestros sentimientos y estados de ánimo.
Para ello debemos practicar la observación.

Algunas formas de prácticar.

Trabajo de la forma. Mejorando la técnica, nuestra forma física, coordinación, elasticidad, sentido del ritmo y otras habilidades corporales. Si somos concientes de este trabajo, el valor del kata está sujeto al esfuerzo invertido y sus logros; nunca podrá ser valorado en comparación con el esfuerzo y los logros de los demás.

Trabajando la respiración. Observamos atentamente nuestra respiración. Podemos hacer katas ralentizados, por tiempos, en una sola respiración, etc. Vemos como influye en la continuidad de las técnicas, o como se bloquea el movimiento. Mejorando el conocimiento de nuestra respiración y sus deficiencias.
La observación de la respiración debe aplicarse en cualquier kata, y coordinarla con otras formas de trabajo.

Observando nuestro centro. Manteniendo la atención en nuestro bajo vientre, observamos nuestro centro de gravedad y buscamos realizar los movimientos desde esta sensación. Nos damos cuenta de nuestras tensiones y como estas influyen en la perdida del centro, del peso, el equilibrio y la eficacia.

Observando nuestro estado de ánimo. En cualquier kata y en sus diferentes formas de trabajo, debemos parar. Es el momento de conectar con nuestras sensaciones, estado de ánimo con el que realizo el kata, influencias del exterior, la pérdida de atención en el trabajo, y sobre todo, ¿para quién estoy realizando? ¿es mi ego quien predomina en el kata?.

El trabajo frente a los demás. Con un público que observa nos hacemos concientes de nuestra personalidad, aparecen nuestros miedos e inseguridades, así como su superación o al contrario bloqueo.

Trabajando el ritmo. Nos conecta con la aplicación del Kata. El conocimiento previo del Bunkai es imprescindible ya que nos ayuda a vivenciar y exteriorizar la parte marcial del mismo.

Con los ojos cerrados. A cualquier forma de trabajo del Kata podemos aplicar el trabajo con los ojos cerrados. Cuando así lo hacemos nos conectamos profundamente con nuestro interior, todas las sensaciones y sentidos se agudizan llevándonos inmediatamente a una atención plena.

A través de estos trabajos llegamos a conocernos y expresamos a través del Kata sensaciones y sentimientos.
Esto es Karate Do.

José Cáceres

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